miércoles, 17 de diciembre de 2008

Qué película estoy gesticulando?

Que fácil es criticar por criticar. Es decir, criticar sin conocimiento de causa o porque los demás lo hacen, veamos ejemplos de lo que quiero decir: ponemos de vuelta y media a un partido político porque es la moda (y cuando digo esto, prometo que no estoy pensando en ninguno en particular), hablamos de lo mal que está la educación (porque sí, porque es lo que todo el mundo dice), o de lo horrible de la seguridad social con las famosas listas de espera. Y criticamos como si fuéramos los mayores expertos en el tema que se trate pero realmente hablamos por lo que otros (que consideramos expertos) han dicho, haciéndonos suyas sus propias ideas (que nos llegamos a creer).

Sin embargo, en ocasiones te sucede algo que te hace darte cuenta de que cuando los demás hablan, algo de razón tienen, y ese es hoy mi gran caballo de batalla (o de linchamiento), la SEGURIDAD SOCIAL. Sé por experiencia que las listas para operaciones y consultas de especialidad en la Seguridad Social tardan mucho (y cuando me la dan de hoy para mañana casi me empiezo a preocupar ¿tan grave estoy?). Lo que nunca me había sucedido es que por un simple catarro tuviera que esperar la cita del médico.... ¡1 semana! Sí, 7 días, no hay sitio para antes. Según la lógica de la Seguridad Social, para que te puedan atender a tiempo, tienes que preveer cuándo te pondrás malo (es una lástima que yo no tenga capacidad para adivinar mi futuro a corto plazo).

Desde la semana pasada llevaba arrastrando un inicio de afonía, que este lunes se convirtió en mutismo total (no tenía voz, sin exagerar). Así que inocente de mi intenté pedir cita en el médico (y me la dieron para dentro de una semana...). Si trabajara por ejemplo... regando plantas, mi afonía me daría un poco igual. Pero cuando trabajas de cara al público y parte del tiempo por teléfono, digamos que tu voz es algo bastante importante.

Si por la vía ordinaria no me podían atender, decidí que lo harían por la vía urgencia (así que allá me presenté en el centro de salud). El hombre del mostrador me miraba sorprendido a la vez que le escribía mi problema en un papel (sí, se lo tuve que escribir porque cuando digo que me quedé sin voz, es que no tengo nada de voz, ni un susurro). Ese buen funcionario con la mayor tranquilidad del mundo me comntaba que tendría que esperar una semana (sí, eso ya lo sabía). Le expliqué en qué consistía mi trabajo, que así no podía estar y que o me daban un producto milagroso o me daban una baja... De tener que esperar inicialmente 7 días pasé a tener vez para ese mismo día a las 5 de la tarde...

Mi médico (sorprendido conmigo y cabreado profundamente con el sistema de sanidad público por motivos que no vienen al caso), pretendía darme una baja de 15 días. Mi cara de pánico (en parte por darme cuenta de la gravedad del asunto, y en parte por verme volviendo a la ciudad en medio de mis vacaciones, me hicieron renunciar a esa baja (idílica para muchos). Así que prometí y juré y perjuré que haría todo lo que él me mandara, peeeero sin bajas por el medio. El resultado: una laringitis, un cóctel de pastillas y 15 días sin hablar absolutamente nada.

Desde aquí pido paciencia para todos aquellos que me rodean (tanto personalmente como laboralmente), porque lo que al principio puede parecer fácil, ahora se está volviendo una pesadilla (para mi porque tengo que ingeniármelas para comunicarme de la manera más rápida posible, y para los demás porque me tienen que hacer de intérpretes cuando tengo que dirigirme a alguien que está medio metro más allá...).

Mientras tanto intento seguir con mi vida más o menos igual que siempre. He delegado las llamadas por teléfono, contestado a varias solicitudes por mail, y a la última reunión del trabajo he asisitido... con un miniportatil conectado al cañón que proyectaba en la pared (agradezco que eso de la mecanografía se me de bien). El resto del día... tengo conmigo una PDA (también del trabajo) que sustituye a la tradicional y tan socorrida libreta de papel (es que estaba cogiendo complejo por deforestar tanto arbol). En fin, una muestra clara de que las nuevas tecnologías sin lugar a dudas te facilitan la vida.. De todos modos, sigo esperando con ansia que vuelva mi voz, no era hermosa y delicada, pero siendo la única que tienes le acabas cogiendo cariño cuando decide ponerse en huelga.

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