miércoles, 15 de abril de 2009

Dónde están las llaves

Hoy en día en las consultas de los psicólogos te puedes encontrar de todo (y que conste que no hablo en calidad de paciente ni como "atención al cliente"). Hace años durante la carrera escuchaba a uno de mis profesores (psicólogo de profesión), como nos contaba las historias más extrañas y absurdas que te puedas imaginar (imagino que en parte para atraer nuestra atención en una clase de dos horas y media): el que iba porque tenía pánico a una habitación de un color determinado, el que sólo podía mear en su baño... Además hacía mucho hincapié en las familias o parejas que iban para que les ayudara a entenderse. Escuchándolo, me daba cuenta de que la gente paga auténticos pastones para encontrar a alguien que le ayude a resolver sus conflictos... Según este hombre, generalmente lo lograba (claro, no iba a decir lo contrario), aunque los ejemplos o métodos para conseguirlo eran de lo más variopinto y para mi un tanto increíbles.

El caso es que con esto de la mudanza toda mi vida (y la de mi familia) se ha trastocado un poco. Hemos pasado de no vernos en cuestión de dos días (viviendo bajo el mismo techo) y comer y cenar cada uno a su hora; a tener las típicas asambleas familiares. Y la gente se pensará ¿se han vuelto locos? ¿han buscado ayuda? ¿cuánto les habrá costado llegar ahí?. Pues señoras y señores, no le den más vueltas, todo ha sido gracias a una llave. Sí, sí, así tal y como suena.

El hecho de tener que mudarte, tiene sus inconvenientes (que hoy no toca hablar de ellos), pero sin duda también sus ventajas: limpias en profundidad, te deshaces de trastos inútiles, reorganizas todo eso que llevas meses diciendo que organizarías, colocas tus muebles según la teoría Zen (o como se llame), cambias de aires y estrechas lazos familiares. Del piso en el que estaremos provisionalmente una semana, nos han dado tan sólo un juego de llaves. Lo más cómodo sería hacer copias para todos, pero con eso de que no tenemos tiempo y que sólo es una semana, lo hemos ido dejando pasar y arreglándonoslas. Como tenemos unos horarios un tanto extraños, el día anterior calculamos quién será el primero en llegar a casa por las mañanas y por las tardes: ese es el que se lleva las llaves y el que se encarga de abrir a los demás (importante por lo tanto el trabajo en equipo, la colaboración, el no dormirse para oír el timbre...). Así que ahí nos tenéis, los unos esperando por los otros, y reuniéndonos el día anterior (en la hora de la cena, que hacía siglos que no compartíamos) y exponiendo horarios y demás ¿quién se lleva las llaves?.

Así que ya sabéis, si alguien quiere estrechar lazos familiares que no busque más: solo tiene que cambiarse de casa y disponer únicamente de un juego de llaves. O te pones de acuerdo o duermes en la calle.

jueves, 9 de abril de 2009

Callejeros

Dicen que la realidad es capaz de superar a la ficción, pues sí, es cierto. En el programa este de Callejeros suelen hacer reportajes sobre barrios pobres/rics (últimamente esto es todo lo que se ve). Tu estás en tu casa con tu chándal cutre, tirao en el sofá y con la lata de cerveza, cuando de repente una luz cegadora te da en todos los ojos y consigues vislumbrar una cámara que te enfoca en primer plano. Curiosamente la reacción de los entrevistados suele ser buena, la mía, desde el otro lado de la pantalla es ¿pero como dejan grabarse en esas circunstancias? ¿Es posible que haya gente que viva así? --> Mismo pensamiento cuando el que sale es un rico que lo flipas con 5 piscinas en las terrazas de su piso madrileño.

Pues bien, sí, hay gente que "vive así". Y como digo que la realidad puede superar a la ficción, he de confesar que estos días la realidad se ha instalado en mi casa: una habitación completamente llena de muebles, un baño con somieres y colchones dentro, las otras dependencias de la casa con ropa por el suelo (que ni sillas nos quedan). Durmiendo en colchones por el suelo e incluso alguno en el pasillo. Próximamente lo sofás pasarán a la cocina y el baño que queda... poco le queda. Así que para ir a desayunar tengo que: sortear los montones de ropa y maletas del suelo, saltar por encima de una cama que atranca el pasillo, y espero no encontrarme sin leche para desayunar, porque eso implicaría mover muchas cosas antes de llegar a la despensa.
Por todo esto, tiemblo cada vez que escucho sonar el timbre, pues con mi ropa llena de pintura (a juego con mi cara y manos) y todo tirado por el medio, imagino que en cualquier momento puede entrar un reportero en mi casa.

En en este medio de la nada ¿qué hacer? ¿en qué invertir el tiempo?. Me he quedado sin objetos personales, sin televisión (afortunadamente no soy gran dependiente de ella), y hasta hace 10 minutos ni internet. En los momentos en los que he podido relajarme he aprovechado para leer algo (y libros que no tienen naaaada que ver con mi trabajo, ¡que por algo estoy de vacaciones!), incluso he desempolvado algún juego de mesa de mi más tierna infancia (dicen que el que guarda siempre tiene....). En otros momentos he aprovechado para visitar a viejos amigos que se han venido de vacaciones (paradójico, unos queremos escapar y otros vienen en cuanto tienen un hueco) y la verdad que se agradece que te vengan a hacer una visita. Me he reído con las cosas más absurdas, y me he reído de todo este absurdo (si es que hay que ser felices)

Pero en fin, afortunadamente en mi caso todo esto es transitorio. Aprovecharé lo que me queda de vacaciones para irme a algún sitio a recuperar fuerzas y desconectar de las historias de las últimas semanas, y cuando digo desconexión, lo digo en el más amplio sentido de la palabra (a partir de mañana ni siquiera tendré internet). No sé si volveré en un estado de paz y renovación, si me reencontraré interiormente como persona, o si simplemente voy a dejar las agujetas atrás y punto. Pero sea lo que sea, bienvenido.
El próximo lunes, de vuelta a la faena.

domingo, 5 de abril de 2009

Viva la Primavera

Bienvenida la Primavera (sí, ya sé que a día 5 de abril este post llega algo tarde).

Después de un mes caótico temporalmente hablando (que si diluvios, que si calor asfixiante, que si de repente hace un frío polar...) parece que la temperatura ambiente "más o menos" se ha estabilizado. Y ahora, seguramente es decir esto y mañana empezará a caer el próximo diluvio universal (gajes del cambio climático).

El caso es que los días se van haciendo más largos, las horas de luz son más, y tener el cielo despejado anima a todo el mundo. No sé si es cierto eso de que "la primavera la sangre altera", pero por lo menos parece que pone a la gente de mejor humor . Te encuentras con más ánimo para todo, y tareas que en otras épocas del año ni te las plantearías, ahora te dices ¿y por qué no?. Así que en un momento de euforia (mientas el ataque alérgico me da una tregua -si es que no todo podía ser bonito-), este fin de semana me he enfundado el chándal y puesto manos a las obras (y que conste, esto es completamente literal):

  • Punto nº1: Mudanza de muebles. Pues sí, llevo varios días avisándolo (en el caso de mis compañeros de trabajo, escuchándome lo mismo desde hace semanas). Si en los días previos fue una aproximación a embalar algunos objetos, mover libros, etc, este fin de semana me he puesto las pilas y vaciado habitación y media (el resto de las dependencias fue una tarea compartida). Destornillador en mano y en cuestión de unas cuantas-muchas horas todo vacío (excepto lo imprescindible: ordenador, un libro y cama).
  • Descanso para la cervecita + cena + dormir + carrera F1 del domingo-
  • Punto nº2: Ya puestos en faena ¿por qué no pintar? Pues eso, vacías la habitación en lugar de retocar un trocito puedes aprovechar y repintar todo, buscar unos cuantos fotomurales y esas cosas. Previo a todo eso es importante empapelar el suelo, marcar los límites (y a eso me dediqué hoy). La pintura para otro día.
  • Punto nº3: Lavado de coche. Sí, otra tarea típica de domingo pero que siempre se quiere evitar. Sin embargo, cuando luce el sol de esta manera incluso esos trabajos parecen más agradables. Con tu chándal obrero, te coges el coche y te vas hasta AutoClean más próximo. Un jaboncito por aquí, un aclarado por allá, y el coche te queda listo para las próximas X semanas. Eso sí, mi tarea pendiente de quitarle los rayazos al coche, va a quedar para otro día (para animarme a eso creo que voy a necesitar muuuuucho sol).
Pero la remodelación de casa no ha terminado, para los próximos días están pendientes las tareas de pintura propiamente dicha (mañana iré a comprar los utensilios) y hacer las maletas para trasladarme durante 2 semanas al piso "transición" mientras los señores obreros operan en casa (es que no me veía yo con capacidad para cambiar el suelo).

En fin, que para esto utilizo yo mis vacaciones, porque sí, teóricamente ¡estoy de vacaciones ! ¿quién dijo descanso?. Por lo menos hace sol... y con luz todo parece más llevadero ¡viva la primavera!. Si estoy así ahora, quien me verá en pleno agosto!! (me veo construyendo una piscina al más puro estilo Sr. de Bricomanía)