miércoles, 18 de marzo de 2009

¿Como siguen los cuentos?

En los mundos de los Hermanos Grimm, Disney y demás, todos los cuentos empiezan y terminan igual: sus autores comienzan por plantearnos una situación un tanto complicada (Blancanieves, Cenicienta, la Bella Durmiente...) todas vivían de una manera más o menos humilde, luego se les complica la vida, viene el príncipe y finalmente viven felices. Pero ¿alguien ha pensado qué pasa después? (sí, después de que todas se vayan a caballo y el libro ponga Fin). Pues resulta que los cuentos suelen seguir, pero es que nadie nos los cuenta.

Como a mi no me gusta dejar las cosas a medias, creo que sería conveniente que siguiera contando la historia de Cenicienta esa parte que nunca nadie cuenta). La última vez la habíamos dejado reposando en un balneario, pero todo lo bueno se acaba. La atención 24horas, las personnal assistant (que llegan a aburrir) se te terminan y tienes que cambiar el vivir en un sitio tipo Buckingam Palace (por lo grande, digo) en una casita más pequeña en medio del bosque (bueno, en medio no, pero pegadita si). El príncipe se deja el caballo (es que últimamente o vives en Sevilla o no tienes sitio donde aparcarlo y es un rollo sacarlo a la calle) y no puede ir a visitar a Cenicienta. En su lugar, manda palomas mensajeras con cartas, o un loro para que transmita un mensaje (en pleno S.XXI para evitar que el Seprona denuncie a los príncipes por maltrato a los animales, se ha procedido a sustituir las palomas y loros por sms y llamadas a móvil).

Una vez en su casita, Cenicienta se dedica a reposar (pues la princesa creo que está acostumbrada a su cama de almohadones mullidos y camas ergonómicas, y eso es difícil de abandonar). Se viste sus mejores galas, ha abandonado los camisones de raso y tiene tiempo libre para pasear entre los arboles, saludar a las ardillas (o en su defecto a los gatitos y animalejos varios). Vuelve a compartir techo con sus hermanas(tras) y después de no tenerlas encima tanto tiempo se da cuenta de que en la distancia hasta se las acaba echando de menos (a pesar de que en las distancias cortas, tanta proximidad de paretentesco te acaben dando ganas en alguna ocasión de poder mandarlas a otra casita a vivir...).

Y mientras Cenicienta vuelve a acostumbrarse a la vida de la plebe (sin secretarios reales 24 horas pegados a ella), deja que el principe que se vaya por ahí a trabajar en coche (que no en caballo) y aproveche para comprar ropa más moderna (es que las capas y mayas, trajes de rombos o cuadros están ya bastane anticuados) ¡Viva la liberación de las Cencientas en este tiempo!.

Y colorín aun no coloreado, la segunda parte hemos contado.

No hay comentarios: