martes, 16 de febrero de 2010

Historias de miedo de SValentin

Dicen que hablar de los sucesos negativos y compartirlos, ayuda a superarlos ¿será cierto?. No es un secreto eso de que yo tengo una especie de "manía" por este día, pero como todo en esta vida, tiene su explicación. Aviso a navegantes: todo lo que vendrá a continuación debe de ser leído desde una perspectiva de "escojonarse" porque de lo empalagoso que puede ser a alguno le puede dar una úlcera de estómago.

El caso es que siempre hay sucesos que te hacen borrar de tu calendario algún que otro día (ahora entiendo por qué los años se me pasan tan rápido), y el 14 de febrero para mi es uno de esos que no existen, de hecho intento casi esconderme del mundo, por lo que pueda pasar.

Todo empezó hace ya unos cuantos años momento en el que yo era estudiante de idiomas. Llegó a nuestro centro de estudios Typical Teacher (a quien a partir de ahora llamaremos TT) de sobre 25 años aprox, ojos azules, pelo rubio, 1'80, sonriente, (y con novia, factor que muchos desconocían, aunque yo lo sabía) etc... Producto de admiración/envidia (por sus cualidades físicas) de profesorado, alumnado, etc. Recuerdo el aumento de asistencia del alumnado a las clases (¡incluso los viernes a las 5 de la tarde!), organización de cenas secretas (y digo secretas pq dos de mis compañeros y yo curiosamente nunca fuimos invitados), ¡¡señoras de edad avanzada insinuándose!!

En medio de aquella vergüenza ajena de pertenecer a aquel grupo yo seguía a lo mío, escojonándome de la situación y comentando las jugadas con mis aliados en ese momento (si es que durante tres años nos lo pasamos muy bien).

El caso es que se acabó el curso, y mientras nuestra clase organizaba una cena de despedida con nuestro profe que se volvía a su país, otros hicimos una cena alternativa. Y hasta ahí llegó todo (o eso creía yo, ilusa de mi). Durante ese año mi relación con aquel profe: la que se limitaba a contestar en clase a las preguntas que me hacía (ni mayor interés que tenía).

Casualidades del destino, mi profesor se fue en junio, y yo en el mes de agosto me tenía que ir a estudiar fuera a una ciudad-destino que me tocó en sorteo. Justo a mi regreso por uno de mis excompañeros me enteré que había estado asistiendo a la misma universidad y facultad de mi ex-profesor, y un año más tarde que incluso vivía a 200 metros de distancia de mi apartamento. Afortunadamente nunca coincidimos. ¿Había esquivado al destino? ¡No!

6 meses más tarde yo había vuelto a mi Escuela de toda la vida, seguía con mis estudios y en febrero, como no, llegó la época de los exámenes. Y allí estaba yo, en medio de mi exposición oral con mi profesor de ese año, cuando alguien llama a la puerta y una señora loca entra diciendo que TT está fuera.
-Primer pensamiento mío ¿quién es TT?
-Primera pregunta de mi profesor (afortunadamente era majo) ¿quién es TT y por qué nos interrumpe en un examen?
-Respuesta "¡¡¡el profesor!!!" y pregunta por ti (refiriéndose a mi)

En fin, después de unos segundos mi profesor y yo caimos en quién era y... seguimos con mi examen. Al salir, en una situación surrealista TT estaba allí y me di cuenta de que nada había cambiado: niñas con risa nerviosa y señoras menopáusicas actuando como adolescentes. Hablamos un momento ¿qué tal te ha ido? ¿qué haces por aquí (a 3000km de tu casa)?etc. Di por terminada mi conversación, tenía algo de prisa y me marché... Pero por "suerte" para mí él también se iba y se ofreció a acompañarme hasta la puerta. En el trayecto le dio tiempo a invitarme a tomar algo y mientras yo pensaba ("no, la expresión "tengo prisa" significa que me tengo/quiero ir) amablemente dije que no... Le dí mi mail para que me enviara unas fotos del momento "reencuentro" que acababa de hacer... y justo al irme me deseó un "Feliz San Valentín". En ese momento se me cayó el mundo, ¡¡¡¡¿que hoy es 14 de febrero?!!!!

Todo podía habe quedado ahí, pero no, me mandó un mail con las fotos y a partir de ahí empezamos a hablar... Para cuando me había dado cuenta estábamos pasando las vacaciones en la misma ciudad (ambos teníamos familia en el mismo sitio y solíamos ir en verano). Y todo empezó a desmoronarse y la persona normal que parecía (o que a mi me había parecido ver) ¡¡¡era un enamorado del amor!!! Se había recorrido en su momento 3000km en San Valentín para irme a encontrar en mi Escuela (que era el único dato que tenía sobre mi) y de repente pretendía que yo fuera una chica salida de una película, que me gustara exactamente lo mismo que a él, que fuera corriendo por las calles como si sonara una película de fondo y que el destino y las coincidencias nos habían unido (ejem).. ¡y de pronto se me declaró!

En cuestión de unas semanas me di cuenta de que aquel tío no era normal (vale, otros se habrían dado cuenta antes, pero yo tiendo a pensar bien de las personas y creer que estas cosas nunca le pasan a uno). Pero no, las historias de cómo había conocido a sus anteriores novias eran todas sacadas del mismo tipo de películas, y cuando yo no respondía a ese estereotipo de película de comedia romántica... puse tierra por medio escandalizada y escarmentada (espero que para siempre)

Desde entonces y por todo lo que vino a continuación (lo cual ya omito) he desarrollado una especie de pánico al 14 de febrero, a pensar que año tras año siempre puede haber uno de esos "locos del amor" que han visto muchas películas. Susodichos capaces de mandarte un ramo de flores a la oficina, de comprarte un anillo y pedirte en matrimonio o lo que sea... Así que por ese motivo ese día si puedo no salgo a la calle y si es posible desconectar el teléfono... mejor que mejor (por si acaso).

En fin, espero que no sea cierto eso de que el "hombre es el único ser que tropieza dos veces en la misma piedra" porque eso significa que todavía me queda un tropezón más, miedo me da.

2 comentarios:

Ezne dijo...

madre mía!!!!!! qué cosas!!!!!!!!!! Creo que hiciste muy bien en huir jeje!

Besotes!

Rony dijo...

No lo sabes tu bien. De todos modos a día de hoy hay momentos en los que tengo que seguir mirando antes de girar la esquina (es lo que tiene tratar con gente "bipolar"), no vaya a ser que en un descuido la tuna me sorprenda en medio de la calle.